SOBRE CIUDADES Y EL FUTURO (I)
Los primeros 25 años del siglo 21 están siendo fascinantes desde un punto de vista histórico.
Por primera vez desde la carta de Atenas estamos asistiendo a una revisión profunda sobre la manera en la que habitamos el planeta Tierra, el único en el que a día de hoy somos capaces de prosperar como especie.
Actualmente estamos inmersos en el año 2022, después de haber vivido un 2021 bastante intenso. Crisis económicas globales que parecen no acabar, pandemias que requieren nuestra constante atención, un goteo incesante de información sobre todo tipo de temas de los que antes no éramos conscientes como, por ejemplo, el Cambio Climático. Y digo conscientes, porque en el fondo sabíamos, o al menos sospechábamos, que el crecimiento económico perpetuo o el consumismo sin control que hemos vivido y practicado durante gran parte del siglo 20 no auguraba un futuro próspero y sostenible en el tiempo.
Y es que el desarrollo de nuestras vidas, al menos en la sociedad global a la que pertenecemos está ligado, aunque no lo sepamos, a una transformación constante de nuestro entorno, de nuestro medio ambiente, a los medios que utilizan para prosperar otras sociedades o comunidades geográficamente en las antípodas del lugar que nos ha tocado habitar…Está todo conectado. Siempre lo ha estado.
Este post no pretende disertar sobre la globalización, como la estamos enfrentando y que facetas tiene, sino, sobre como todos los medios que tenemos a nuestra disposición gracias a ella (tecnológicos, económicos, informativos, comunicativos…etc), pueden facilitar la toma de decisiones ante problemáticas que nos incumben a todos, (me refiero a todos, los 7.8 billones de personas que forman nuestra especie a día de hoy) en este caso el cambio climático y el impacto que tiene en nuestras ciudades, nuestra prosperidad, supervivencia y futuro como especie.
A estas alturas de la película queda claro que es una situación irremediable y que es vital la práctica de una conciencia global que enfrente esta tesitura, al menos en aquellas sociedades industrializadas y económicamente potentes, en la que no hacer nada, nos llevará a perpetuar un modus operandi caduco y que nada aporta. A perder una oportunidad de oro para evolucionar y ser mejores seres sintientes.
A problemas, soluciones. No hay que perder la esperanza ni la voluntad. Podemos redirigir el barco, hacerlo más fuerte, más resiliente, más sostenible…debemos hacerlo y lo haremos.
Referencias.
Imagen: www.pexels.com

